lunes, 24 de agosto de 2009

Vidas robadas


"Siempre había considerado que su trabajo era como cualquier otro, con un horario de oficina, unos objetivos mensuales, una cuota que alcanzar y poco más. Quizás el escepticismo y la indiferencia que se habían sedimentado en su vida a lo largo de los años, habían ocasionado que su única respuesta cuando le explicaron sus funciones en la empresa fuera un ligero levantamiento de ceja, que tenía más de curiosidad divertida que de sorpresa disimulada.

Superada la adaptación inicial a los procedimientos y burocracias de su nueva labor, su trabajo se convirtió en una rutina similar a la de cualquier funcionario. Al fin y al cabo, lo de robar vidas no era tan excitante como pudiera parecer. De hecho, era bastante sencillo. Cada lunes, recibía la información de la persona cuya vida debía robar y tenía toda una semana para conseguirlo. Si bien es cierto que las primeras veces sintió una mezcla de miedo y repugnancia ante el zombi que aparecía ante él cuando se apoderaba de la vida de su objetivo, a partir de la cuarta o quinta víctima desapareció cualquier sentimiento hacia ese ser robótico, que a partir de ese momento se dedicaría a continuar con su rutina de una forma automática e insensible que, probablemente, sería muy similar a su estilo de vida anterior. Además, estaba convencido de que nadie notaría la diferencia.

Como todo buen empleado, nunca se había planteado por qué su organización robaba todas esas vidas y las conservaba asépticamente en frasquitos de cristal, puesto que no era competencia de su departamento y tampoco afectaba al desempeño de su trabajo. A pesar de todo, su estricto apego a las normas no pudo evitar que cierto instinto le impulsara a leer el informe confidencial que por error había terminado en su mesa.

No puede decirse que le sorprendiera el contenido, la explicación de su laborioso trabajo. Quizás siempre lo había sabido, pero no se había detenido a pensar en ello. Era lo más lógico, la única respuesta que hacía que todo tuviera sentido, lo único malo es que ya no podía pretender ignorarla y mirar hacia otro lado. Además, le costaba identificar la sensación que sentía en ese momento, como un sudor frío imaginario que descendía por su espalda. Después de mucho pensar, se dio cuenta, lo que es información producía en él eran escalofríos, y, ante eso, no podía permanecer indiferente, por mucho que una parte de él pretendiera aferrarse a la rutina de la ignorancia que tan buen resultado le había dado hasta ahora.

Sin embargo, aunque lo intentara, sabía que eso era algo que ya no le sería posible. Podía asumir sin problemas que su organización planeara la erradicación de la raza humana gracias a un virus químico creado en laboratorios y que sólo se salvaran unos cuantos elegidos, entre los cuales se encontraba él, gracias a los años de servicio eficiente que había prestado a la empresa. También podía aceptar sin reparos que las vidas que él había robado y recopilado a lo largo de los años se implantaran en replicantes humanos surgidos de la tecnología y la manipulación genética desarrollada durante años para crear una nueva sociedad aséptica y perfectamente eficiente.

Pero no podía cerrar los ojos a esa nueva sociedad que se avecinaba, porque él, máximo responsable de las vidas que en ese momento se recopilaban en uno de los sótanos del edificio, conocía como la palma de su mano todas y cada una de ellas, y podía crear un patrón muy claro con todos esos robos: había abogados, médicos, científicos, ingenieros, economistas... pero... ¿dónde estaban los artistas? ¿dónde quedaban los actores, los pintores, los escritores? ¿por qué no había ningún poeta entre esos frascos repletos de vidas supuestamente valiosas? ¿qué sería de la música en esa nueva sociedad sin músicos para crearla?...

Mientras se veía asaltado por esos pensamientos, no podía dejar de mirar fijamente el informe que había zarandeado los cimientos sobre los que se había asentado su existencia todos estos años... quizás, pensó al fin, había llegado el momento de comenzar su propia colección privada..."



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Y de regalo, unos besos robados...

3 comentarios:

Eva RF dijo...

Buenas!
He vuelto :D

¿Lo has escrito tu?
Me gusta...

Un besazo!

Eva RF dijo...

Dios...ahora que lo leo, que comentario más cutre he hecho, no? jajaja

marijose dijo...

Hola Eva!!!

Sí, es mío, me alegro de que te guste, lo hice para la radio. Y no, no creo que tu comentario haya sido cutre. Podríamos calificarlo más bien como "economía gramatical" xDDDD.

Bienvenida de nuevo!!!!! Besos!!!!