Y también tenía Pequeños Ponis, pero eso es otra historia...
Bueno, pues retomamos mis traumas infantiles con la segunda parte que os prometí sobre los ponis (para introducción y concepto, pinchad el link). Así que, sin más preámbulos.
MI SEGUNDO PONI: MI PELO (o lo que viene siendo cortarme el pelo).
Antecedentes: Me encanta mi pelo (aunque esté mal que yo lo diga). Por mucho que pueda llamar la atención una rubia, a mí me encanta ser morena y me encanta tener el pelo tan tan tan negro que tengo. Porque no es el marrón ese oscuro que parece negro pero realmente no lo es. No, mi pelo es negro y brillante y sólo con ponerme un poco de espuma se me quedan unas ondas muy bonitas. Y tengo mucha suerte, porque yo soy muy dejada, y me cuido poquísimo, así que el día que me dé por cuidarme el pelo, voy a tener una melena impresionante, pero ese día aún no ha llegado (todo se andará).
SUCESO GENERADOR 1: Cuando tenía 11 años, justo al empezar el verano, mi madre decidió que lo mejor era cortarme el pelo lo más corto posible, para poder lidiar conmigo en la piscina y en la playa y no tener que andar quitándome los nudos que se me hacían. Yo protesté y protesté y protesté, pero nadie me hizo caso, así que mi madre me llevó a la peluquería y me cortó el pelo como bien le vino a ella entender. Resultado: parecía Julen Guerrero en moreno (en los tiempos en que Julen estaba muy de moda, sí, y era el terror de las nenas, también. Pero yo tenía 11 años y era una NIÑA!!!!)
Igualito igualito que yo ¿eh? Pero calcado...
SUCESO GENERADOR 2: Un mes después aún con mi pelo corto (por desgracia), mis padres me mandaron a un campamento para que socializara. Fue una de las peores experiencias de mi vida, se me hizo eterno y jamás volví a pisar un campamento de verano. Yo tengo una personalidad muy peculiar, y eso hace que el tener que lidiar con conocer a tanta gente de golpe (alumnos, monitores, profesores), no se me diera muy bien y aquello fuera una penosa sucesión de días, más que una experiencia entrañable. La cuestión es que, debido a mi pelo, durante la primera semana, lo único que oía era "¿Pero tú eres un niño o una niña?". Y ya daba igual que lo repitiera por activa o por pasiva, que la gente seguía preguntando. Hasta los profesores se confundían a veces, no os digo más.
PONI RESULTANTE: Después de eso, no he vuelto a llevar el pelo corto (y, mientras esté en mi mano, no lo volveré a llevar). Doy miles y miles de vueltas antes de ir a la peluquería y tiemblo por los peluqueros a los que se le va la mano y te cortan medio palmo en cuanto te descuidas. Soy de esas clientas que repite mil veces que no quiere que le corten mucho el pelo (sólo para sanear) y, si se pasan, me agarro unos berrinches tremendos, porque no puedo soportar llevar el pelo ni por encima de los hombros.
Este verano, tenía el pelo más largo que nunca, por motivos varios, y me llegaba casi a la cintura. Hace poco fui a cortarmelo a mi peluquero, el único que conozco que te hace caso cuando le dices cuánto quieres cortártelo (le adoro, se merece otro post, porque es el mejor peluquero que he conocido) y, aunque lo sigo llevando largo, a mí ya me parece que lo llevo corto y creo que pasará una buena temporada antes de que vuelva a pasar por las tijeras.
Con lo que a mí me gusta hacerme recogidos y colas y moños... (sí, la de la foto soy yo... por fin una foto mía... ¡¡¡hola!!!)
Últimamente, mi madre está muy pesada con lo de mi pelo, y opina que debería hacerme un corte radical (como el que me hizo ella a los 11 años) para sanear. Pero ya le he dicho que eso no va ocurrir por mucho que me diga, porque mi melena lo va a seguir siendo siempre y puedo ni imaginarme con el pelo corto, me sentiría tan desprotegida y tan desnuda (y yo, además, soy taaaaan maniática), que me llevaría un disgusto tremendo.
Pero esto no significa que no me guste el pelo corto, al contrario, a las que les queda bien, les queda genial y van monísimas pero yo mis greñas matutinas no las cambio por nada.
Y por último no he podido resistirme a poner esta foto que he encontrado buscando fotos para el post... ¡¡¡un Pequeño Poni de Eduardo Manostijeras!!! Ohhhhhhhhhhh, lo quiero, lo quiero, lo quiero... xDDD
8 comentarios:
primero: todas las chicas son unas inconformistas,
si tienen el pelo rubio quieren ser morochas, si son morochas quieren el pelo rubio, si tienen el pelo corto lo quieren largo y viceversa jejeje
segundo: un pony con tus dos pasiones el director y el pony dos en uno jejejeje
saludos
M.
El Poni Manostijeras es fantástico.
Gracias
Martín, tienes razón que las mujeres no nos conformamos con nada, pero mira, de las pocas cosas que me gustan es mi pelo, no me pondría rubia nunca jejejeje. Un beso!
Chasky, como en entere de dónde venden el poni, me lo compro!!!
Ariel, gracias a ti.
MJ, tienes un pelazo!! Jajaja!! Me encanta lo de Julen Guerrero...
Por cierto, durante años, de pequeña, lloraba cuando tenía que ir a la pelu porque (flipad) me acordaba de cuando Jo March tenía que vender su pelo para conseguir dinero y claro, yo pensaba "si me lo cortan y nos hace falta el dinero, qué hacemos?"
xoxo, I
I., me parto con lo de Jo!!!!! xDDD Y viniendo de ti, me lo creo totalmente jajaja.
Lo de Julen fue muy traumático, no puedo ni ver las fotos de esa época. Ya ves, comparado con el melenón cuasi-a-la-cintura de este verano, esá claro que me dejó huella ;-)
Jo, MJ, pues a mí Julen Guerrero me gustaba, y ahora que lo veo en la foto me recuerda a Fernando, ya tú sabes, Fernando "El Guapo", el de los ojazos... dónde estará... el día menos pensado me arranco y lo llamo (desde Estrasburgo :)).
¡Peazo peinado que te hizo tu Juan! Cuando me crezca mi mata lanas voy a ir a que me asesore, que Pilar me ha dicho que es el primer paso de mi cooperación al desarrollo :)
Sigo en busca de la tarta... :)
/b
Blanca, a mí Fernando (que creo que anda de vuelta por Madrid) tb me recordaba a Julen. Y lo de que Julen era guapo, pues sí, no te lo voy a negar pero ee pelo para chica... como que no... jejejeje.
Y tú ve a mi peluquero, y así pruebas algo nuevo, yo creo que te gustaría!
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