Desde mi azotea

Como ya dije, cuando el otro día subí a la azotea y vi las vistas que tenía, me propuse subir allí alguna noche, porque de verdad merece la pena.

Y bueno, ya me diréis vosotros qué os parece, la foto que hay un poco más arriba es de lo que se ve desde la azotea prohibida de mi casa, por si no lo identificáis, que la foto no es que sea muy buena, os diré que de izquierda a derecha, se puede ver la Ópera, la Almudena y el Palacio Real. Es una pasada. Sigo sin entender cómo no han habilitado la azotea para que podamos subir y haya que hacer malabarismos con una escalera de mano para llegar allí, pero mereció la pena, sin duda alguna.

Hacía fresquito y a lo lejos escuchábamos la música del Orgullo Gay y todo, así que fue una cena con espectáculo musical y todo... me encantó.

Pagaría lo que fuera por que mi piso tuviera estas vistas. O que me dejaran subir una tienda de campaña a la azotea.

Y, por supuesto, tuvimos cenita, porque D. además tuvo la idea buenísima de hacer una barbacoa, que yo no estaba muy por la labor de andar prendiendo fuegos en el edificio, pero resulta que hay una especie de bandejas metálicas para barbacoas, que vienen con el carbón para las brasas y son pequeñitas y muy limpias. No voy a negar que no estaba muy convencida yo del invento, pero D. estaba seguro de que saldría bien y, aunque al principio salían unas llamas que yo pensaba que la habíamos liado y que de esta me desahuciaban, al final quedaron unas brasas estupendas para nuestra mini-barbacoa.

El antes y el después: las llamas amenazadoras y la barbacoa a pleno rendimiento.

Genial la cena, el sitio y la compañía. A veces las cosas más simples son las que más te llenan, y desde luego lo de anoche mereció la pena. Ya estamos pensando qué mejoras podemos incorporar para la próxima xDDDD. ¡Se admiten sugerencias!