Esta mañana me he levantado para hacerle un desayuno sorpresa a D., en plan novia amorosa y cariñosa, porque me ha dado por ahí. He pensado en hacer tortitas, y lo que ha empezado siendo una declaración de amor, ha terminado resultando la confirmación de algo que ya me sospechaba pero no quería asumir hasta hoy: he perdido mi toque. Ya no sé cocinar... sniffff...
Yo, que antes hacía tartas sin despeinarme, que te cocinaba un bizcocho a la velocidad de la luz y encima salía bueno, he sido derrotada por unas míseras tortitas, que antes me salían esponjosas y suaves, pero que hoy han sido todo un fracaso. Pero esto no es más que la guinda a una lista de desastres culinarios que vengo sufriendo desde hace un tiempo.
Todo empezó con una tarta Tatin de cerezas, que terminó quemada por fuera y sin hacer por dentro y muy pesada. La tiramos sin comerla, de lo mala que estaba, pero lo achaqué a la receta, que no había hecho nunca, y no le di importancia a esa pequeña derrota. Luego siguió con un tiramisú, un postre que antes me salía con un color y una presencia de escándalo y que estaba de muerte, pero que hace una semana me salió líquido, con un color amarillo muy poco apetecible y, aunque de sabor no estaba malo del todo, tampoco era ninguna maravilla. Ahí ya empecé a preocuparme, pero no me di por vencida, porque los ingredientes no eran los que solía usar, y pensé que era eso...
Pero lo de hoy ya no tiene excusa. No he sido capaz de hacer unas simples tortitas... las primeras han salido con un sabor asqueroso, un regusto amargo que las hacía incomibles y ya las últimas ni siquiera han cuajado, se han quedado en la sartén como una pasta asquerosa, que recordaba a los purés de los comedores de los orfanatos que salen en las pelis. Deprimente. A pesar de todo, D. opina que eso ha sido porque seguramente algún ingrediente (la leche o los huevos) estaban pasados y que por eso tenía ese sabor tan amargo, que no era normal. Sospecho que lo dice porque no me ponga triste...
Así que creo que voy a tener que asumirlo, de repente, sin saber por qué, he dejado de saber cocinar, esto es un misterio de la Humanidad, sin duda, me siento como los futbolistas que de repente dejan de meter goles sin motivo aparente y se pasan 5 o 6 partidos sin ver la portería y sienten la presión a su alrededor. Pues yo igual, sólo que a mí no me pagan, claro.
He perdido unos 3 o 4 partidos y encima el último ha sido un golazo por toda la escuadra. Esta tarde hare muffins, mi receta estrella, sencilla, rápida y resultona. Espero que me salga, porque si no, tendré que plantearme muy seriamente el colgar las botas (bueno, los guantes de cocina, más bien). Ya os contaré...
Goomer en la Feria del Libro de Cádiz 2022
Hace 2 años
8 comentarios:
Bueno, no te preocupes.
Una mala racha la tiene cualquiera. Sufres (siguiento tu símil futbolísitico) el mal del goleador. Has fallado unas cuantas ocasiones claras y la portería se te hace cada vez más chiquitina. Y eso, al saltar al campo, te agobia.
Pero pasará. Cualquier día de estos haces un hat-trick y volverá la confianza. Seguro.
De colgar las botas (perdón, los guantes de cocina), ni hablar.
Las malas rachas siempre pasan.
Ya nos contarás esos goles cuando vuelvan. Que será muy pronto.
Chao.
El servicio de prensa del señor D comunica:
-En caso de un cuelgue de botas reposteras se emprenderan acciones legales contra la primera parte contratante.
-Los resultados cosechados estas ultimas semanas no se pueden calificar ni como sequia goleadora porque solo se han perdido dos partidos ( tarta de cerezas y tortitas) se han empatado otros dos ( violetas y tiramisu) y digo empatado porque no cumplian los requerimientos esteticos pero si de sabor y el resto se cuentan con victorias a la altura del 6-2 del bernabeu con mas de una solicitud de salir por la puerta grande de todos los campos de juego.
- Por último y más importante recordamos a la primera parte contratante que para enduzarl cualquier mañana de nuestro representado solo es necesaria una sonrisa.
Hemos dicho.
Yo soy una negada con los bizcochos y lo demás, no suelo dar con el punto, y eso que me gusta cocinar. Nunca he probado a hacer tortitas, pero me gustaría. Si quieres pásame la receta, después ya te contaré el desastre que hago.
Julien, al final hice los muffins y podemos decir que gané el partido, aunque no fue más que un encuentro amistoso y encima jugando en casa, pero por algo se empieza... como los jugadores de verdad, estoy en la pretemporada jejeje. Seguiremos informando...
Mi niño (D.), gracias por escribirme, sólo tú sabes la ilusión que me ha hecho... si es que eres un sol!!!!
Welzen, la receta es simple a más no poder: 1 taza y media de harina, 1 de leche, 1 huevo, 1 cucharada de aceite, otra de levadura y 2 de azúcar. Se mezcla y a la sartén... espero que tú tengas más suerte que yo!!!! Ya me contarás ;-)
Yo hago magdalenas con la termomix y salen de muerte, aunque llevo mucho sin hacerlas.
Por otra parte lo de las tortitas son muy fáciles si la sartén está en óptimas condiciones, sí no es imposible hacerlas.
Oh, dardo, la Thermomix, ese oscuro objeto de deseo. Hace como un mes fui a una demostración de una amiga mía que se la compró y fue un show (también daría para otro post, por cierto), y después de verla en acción me quedé con ganas de la maquinita, y eso que yo era de las puristas que opinaban que meter cosas en una máquina y apretar botones no es cocinar, pero es tan cómoda... supongo que en algún momento de mi vida caerá, y entonces se abrirá un nuevo mundo ante mí, como cuando me compré la batidora de varillas automáticas y pude levantar claras sin dejarme el brazo xDDD.
Hasta entonces... te tendré envidia :-P
Intentaré hacerlas este fin de semana a ver qué sale. Lo de la termomix tiene que es un auténtico lujo pero el premio es prohibitivo... ufffffff cuesta un dineral.
Welzen, suerte con las tortitas... cruzaré los dedos ;-)
Y sí, lo malo de la Thermomix es el precio, la representante intentó convencernos todas las maneras pero no coló... es una pasta!!!
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